Cuando el reverendo inglés Thomas Malthus publicó la primera edición de “An Essay on the Principle of Population” (1798), la población mundial crecía exponencialmente y la producción de alimentos linealmente, lo que motivó su visión apocalíptica según la cual las 2/3 partes de la humanidad morirían de hambre. La mayoría de la población vivía en explotaciones agrícolas en las que apenas obtenían para sobrevivir, siendo frecuente que se perdiera el 50-75% de la cosecha por el clima o las plagas.
Thomas Malthus y su visión
Ya en el Siglo XX e inspirados en Malthus, los neomalthusianos desarrollaron modelos de crecimiento y agotamiento de los recursos (i.e., Club de Roma, “Los Límites del Crecimiento”), según los cuales la tasa de consumo de energía superaría la capacidad de encontrar nuevas fuentes, lo que produciría una crisis alimentaria si la población continuaba creciendo.
¡Sin embargo…..!.
No obstante estos augurios negativos, desde comienzos de los ´60 la producción de alimentos creció globalmente 145%; en África 140%, en América Latina 200% y en Asia 280%. En la China pos Mao se quintuplicó la producción agrícola en sólo dos décadas (´80, ´90) (¿?). En los países industrializados la producción también se incrementó -pero desde una base superior-, duplicándose en EE.UU. y aumentando 68% en Europa occidental (FAO, 2005).
En el mismo período la población pasó de tres mil a más de seis mil millones; sin embargo, la producción per cápita superó el crecimiento demográfico, y para cada persona hay actualmente 25% más de alimentos. Pero estas cifras esconden importantes diferencias regionales; mientras en Asia y América Latina la producción de alimentos per cápita aumentó en 76 y 28% respectivamente, en África la producción por persona es 10% menor que en 1960. Si bien disminuyó el número de habitantes en condiciones de extremas hambrunas, aún constituyen una elevada proporción (FAO, 2009).
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¡Pero la población seguirá creciendo!.
Se estima que para mediados de este siglo la población mundial será alrededor de 9.500 millones, por lo que para mantener los requerimientos actuales de alimentos y continuar disminuyendo el número de habitantes con sus necesidades mínimas en proteínas y energía, deberemos incrementar la tasa anual de los principales granos (arroz, maíz y trigo) a 50 millones de toneladas. Para lograrlo habrá que superar las principales brechas productivas, que no son sólo tecnológicas, sino también el resultado de Políticas de Estado. Además, simultáneamente con el incremento de la población ha ido disminuyendo la superficie sembrada por habitante.
¿Seremos capaces de cambiar?.
Si bien existe la posibilidad de expansión de las áreas agrícolas, en general se coincide que para mejorar la seguridad alimentaria, el aumento de la producción debe realizarse disminuyendo el impacto social, aumentando la productividad y preservando los recursos naturales.
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Por Guillermo J. March